“La ansiedad no libera el mañana de sus penas, sino que solo deja al hoy sin fortaleza.” – Charles Spurgeon

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El fin de semana pasado fui al supermercado y noté como lo que veía en las noticias sobre otros países estaba pasando en mi ciudad. La gente corría desesperada por llenar sus carros de mercado, tal vez, pensando que no iban a encontrar los productos que buscaban. Los centros comerciales y restaurantes estaban más vacíos. En la calle, las personas permanecían a cierta distancia sin mirar a los demás como evitando un posible contagio del coronavirus. El miedo y la tensión se podían sentir en el aire.

A medida que me embebía en las noticias y en la información que provenía de diferentes medios -incluyendo constantes conversación sobre el mismo tema-, mis niveles de miedo y ansiedad comenzaron a subir. Miedo por mi salud, la de mi familia, mi comunidad, el mundo entero. ¿Y ahora qué va a pasar? Una sensación de incertidumbre me agobió. Empecé a imaginar los peores escenarios porque la ansiedad -el miedo y el pánico-, al igual que el virus, también es contagiosa.

Las cosas han cambiado. Esto es una realidad. Definitivamente, estamos en un momento que tal vez muchos no habíamos vivido antes. La diseminación del coronavirus está afectando a nuestro mundo rápidamente.

Hay una sensación de pérdida que se siente a medida que los países van tomando medidas para cuidar a sus ciudadanos. Pérdida de lo que era y ya no es. Pérdida de abrazos, de besos, del contacto humano presencial. Pérdida de planes que deben ser cancelados o aplazados. Pérdida de la rutina de estudio o de trabajo. Pérdida de lo que percibíamos como seguridad.

La realidad es que todo está en constante cambio. La vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

Durante estos tiempos desafiantes e inestables es natural sentirse amenazado y asustado. Pero permanecer en un estado de miedo y ansiedad constantes afecta nuestra salud. Sabemos el impacto negativo que pueden tener las hormonas del estrés prolongado en nuestro sistema inmune.

Podemos creer que no tenemos control sobre lo que está sucediendo, y aunque hasta cierto punto esto es verdad, debemos recordar que tenemos mucho más poder -sobre las circunstancias de nuestra vida- de lo que podemos imaginar: tenemos control sobre como respondemos ante las situaciones.

Así es que, sigue las recomendaciones prácticas dadas por los organismos de salud y expertos en el tema para la prevención, mientras comienzas a darte un espacio para cuidar de tu cuerpo y emociones.

En la medida en que nos cuidemos, cuidaremos a los demás para evitar que este virus se siga expandiendo tan rápida y desmesuradamente.

A continuación, encontrarás diez maneras que pueden ayudarte a mantener centrado, disminuir el estrés, y permanecer en calma, mientras cuidas de tu salud mental y física, y fortaleces tu función inmune.

10 Maneras de Permanecer en Calma y Cuidar de tu Salud

1. Reconoce lo que estás sintiendo.

Si no somos conscientes de las emociones, estas nos controlan y abruman. Haz pausas cuando te sientas desconectado, agitado, cargado o molesto. Identifica los pensamientos y emociones que están presentes en ese momento de tensión. Nómbralos: miedo, ira, tristeza… No juzgues lo que sientes. Es la reacción normal ante una situación inusual, nueva, desconocida.

2. Respira conscientemente.

La respiración refleja nuestros sentimientos y pensamientos. Si estás estresado y ansioso, tu respiración se vuelve corta y rápida.

Al parar y ser consciente de tu respiración podrás cambiar ese ritmo por uno más lento y profundo. Puedes ayudarte contando de 1 a 4 al inhalar y lo mismo al exhalar. Hacer esto durante unas 5 a 6 rondas, te ayudará a calmar los pensamientos negativos recurrentes y bajarle a la tensión.

3. Reduce el consumo de información.

Mantente informado, pero sé selectivo. Escoge cuidadosamente qué información sobre el coronavirus vas a escuchar y limita también la cantidad de información. Hay muchos mensajes afuera que no son reales. Busca fuentes expertas y antes de compartir publicaciones verifica que provengan de una fuente confiable y que es un mensaje que va a ayudar a los demás.

Tampoco es necesario estar pegado a los medios de comunicación día y noche. Escuchar la misma información una y otra vez te mantiene en estado de estrés incrementando los niveles de miedo y ansiedad que a la vez debilita la función del sistema inmune. Al final estarás tan abrumado que no podrás decidir qué es lo mejor para ti y tus seres queridos.

Para escoger la información que decidimos leer, ver o escuchar, pregúntate, ¿esto realmente me sirve? ¿De qué manera? ¿Me informa? ¿Me ayuda a tomar medidas preventivas, a mantenerme a salvo? ¿Es esto verdaderamente útil, inspirador, motivante?

Esto incluye también disminuir la cantidad de conversaciones sobre el tema si te están generando más angustia y preocupación, en lugar de ayudar y prevenir. Pregúntate si es necesario hablar continuamente sobre este asunto. Si no, toma medidas al respecto.

Tomar distancia durante horas de tanta información puede ayudarte a mantener la calma.

4. Haz lo que llena tu espíritu y te trae calma.

Evita lo que alimente el miedo. Si te sientes abrumado, haz una pausa. Dedícate unos minutos para cuidarte, realizando una actividad que te libere de cargas, que te saque del agobio y que te alivie: tómate un café, un té o lo que desees; llama a un buen amigo; lee un buen libro o artículo; realiza alguna actividad que permita tu expresión creativa: dibujar, cocinar, pintar, escribir, cantar, bailar.

 Decide conscientemente sobre qué hacer para contribuir con tu salud mental, emocional y física. Puedes preguntarte: ¿Qué necesito en este momento? ¿Cuáles son algunas acciones que podría tomar para ayudarme?

5. Conéctate con tu alrededor usando tus sentidos.

Este ejercicio puede ayudarte a interrumpir el pensamiento negativo que está alimentando tu estado de ansiedad.

Observa los colores, las formas, escucha los sonidos, percibe los olores a tu alrededor y si puedes, toca y aprecia las texturas de lo que está cerca.

Luego, nombra de tres a cinco cosas que estás viendo, oyendo, oliendo, saboreando y/o sintiendo.

6. Conéctate con la naturaleza.

Numerosos estudios muestran que pasar tiempo en la naturaleza reduce el estrés y contribuye al bienestar físico y mental. Además, tener acceso a la luz solar es fundamental para nuestro bienestar porque estimula nuestro cuerpo y mejora nuestro estado de ánimo.

Durante tu estadía en casa, toma un poco de tiempo al aire libre todos los días. Esto se puede hacer desde una ventana, balcón, terraza, patio, jardín interior -lo que esté disponible para ti.

Desde ese lugar, respira, sé consciente de ese momento que es tu presente. Escucha los cantos de los pájaros, observa el paisaje natural (tal vez puedas ver cerros, montañas, árboles, flores desde la distancia), siente el viento rozando tu piel, la temperatura del ambiente.

 Si definitivamente no tienes acceso a nada natural, utiliza tu celular, o cualquier otro medio electrónico para ver imágenes o videos de la naturaleza.

7. Practica gratitud.

Nuestro cerebro tiene un sesgo hacia lo negativo. Este es un mecanismo de supervivencia para protegernos del peligro y preservar la vida.

Por esta razón, en estos momentos en donde las noticias negativas son la constante, es muy fácil perder la perspectiva y enfocarse únicamente en lo que no se tiene, lo que está mal y lo que puede empeorar.

Pero recuerda que en donde esté tu atención será lo que más esté presente en tu vida. Así que es fundamental ser muy consciente de tus pensamientos.

 Sé consciente de este momento aquí y ahora y haz una lista de todas las personas, cosas, situaciones por las que puedes estar agradecido. Tal vez disfrutas de una gran salud, tienes personas que se preocupan por ti, cuentas con amigos, a pesar de la situación cuentas con comida, puedes respirar, caminar, etc., etc. La lista es larga.

8. Mantente en contacto.

Tener distancia social para evitar la diseminación del virus no significa que debamos sentirnos solos. Las relaciones interpersonales reducen el estrés y aumentan nuestro bienestar.

 Hoy más que nunca es importante mantenernos conectados aprovechando la tecnología. Mantente en contacto con tus seres queridos a través de llamadas, video llamadas, textos, chat, etc.

9. Realiza una práctica contemplativa.
Esto puede ser algo tan sencillo como tener un tiempo para quedarte sentado en silencio durante unos minutos.

O escoge una práctica espiritual -según tus creencias- que te brinde alivio y consuelo en momentos de dificultad. Trata de hacerla a diario. Entre las prácticas espirituales están la oración, la meditación,  la contemplación, los mantras, los cánticos (chanting). Tal vez quieras unirte a uno de los grupos de oración o de meditación que están activos desde la virtualidad en este momento. Los hay locales y globales. Ver, Cómo Meditar: Una Guía para Principiantes

10. Practica la bondad y la compasión.

Sé consciente de las necesidades de los demás. En este momento de convulsión podemos recibir grandes enseñanzas. Y más que enseñanzas, son recordatorios. Y para mí el mayor de ellos es recordar que compartimos una misma humanidad y nos necesitamos. Estamos interconectados. Tu familia, tu comunidad, te necesita.

Mira a tu alrededor. Hay personas que viven solas y tienen problemas de movilidad. Hay personas que están muertas de miedo y necesitan palabras de aliento.

Pregúntate, ¿cómo puedo utilizar mis dones, mis talentos, mis habilidades en esta oportunidad? ¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo servir? ¿Puedo hacer algo por alguien?

Puede ser desde no publicar información que genere más miedo sino mensajes de prevención, esperanza, apoyo, solidaridad y compasión.

Puede ser con un consumo consciente, comprando lo que necesitamos sin acaparar alimentos o productos que otros también necesitan.

Puede ser viendo a tus vecinos a los ojos desde la ventana y sonreírles.

 Puede ser evitando señalar a otras personas como responsables de la diseminación del virus en tu región; sin saberlo y sin quererlo, nosotros mismos podríamos contagiar a otros.

Además…

*Muévete. Camina, baila, haz ejercicio, yoga, tai chi. No te quedes quieto en tu casa. El ejercicio baja los niveles de estrés. Mantén tu corazón sano y tu cuerpo flexible. Y si no te sientes bien, reduce la actividad y descansa.

*Duerme y descansa lo suficiente. Dormir bien estimula las células T que nos ayudan a combatir las enfermedades. Además, después de un sueño reparador, te sientes con energía, mejorando tu productividad.

*Mantente bien hidratado y aliméntate bien con una buena cantidad de verduras y frutas. Tómate el tiempo para comer conscientemente, disfrutando la comida. Los alimentos también impactan nuestras emociones según lo muestran algunos estudios.

Conclusión

Hoy sentimos más profundamente que vivimos en un mundo incierto. Esto nos puede llenar de mucho miedo, duda y preocupación. En medio de la confusión y la incertidumbre, es fundamental la conexión y la comunidad. Hoy todos compartimos un mismo dolor y una misma pérdida.

Los momentos de crisis pueden sacar lo mejor o peor de nosotros. Podemos reaccionar con mucho miedo, incluso con pánico, siendo más egoístas, olvidándonos de los demás y solo pensando en nuestra supervivencia. O podemos responder con amor, compasión y bondad hacia nosotros y hacia los demás, invocando nuestra sabiduría más profunda. Podemos responder con la intención de contribuir con la creación de un mejor mundo, tal vez esta sea una gran oportunidad para ello.

Es el momento de permanecer centrados y conectados de diferentes y creativas maneras para abordar las circunstancias actuales con más conciencia, confianza, y fortaleza desde el poder y la paz interior. En estos momentos de vulnerabilidad, la conexión con los demás nos fortalece.

Enfócate en las cosas que puedes controlar. Ten fe o certeza en que estás preparado para mantenerte lo más saludable posible y toma la acción necesaria.

Lo más importante que puedes hacer por tu salud mental y física durante este tiempo es cultivar una nueva perspectiva hacia la situación y mantener la calma.

Ese es el objetivo de estas 10 sugerencias. Son una voz de aliento y un recordatorio de que podemos seguir celebrando la belleza de la vida incluso en la adversidad.

Y recuerda que esta crisis terminará en algún momento.

Nota. En este tiempo de incertidumbre y preocupación, es mi mayor intención contribuir con un espacio de conexión en donde podamos unirnos en comunidad para aprender recursos y prácticas que nos ayuden a aliviar el miedo, cultivar tranquilidad, bondad y sabiduría para una mejor toma de decisiones y mejores relaciones.

Te invito a unirte a Enseñanzas y Prácticas Meditativas para Estos Tiempos Difíciles. Es fundamental dedicarte un espacio para conocerte y cultivar en ti cualidades necesarias para navegar tus experiencias de vida con mayor facilidad, paz y armonía.

Magloire Aguirre

Fundadora

Magloire Aguirre es una coach certificada, lider transformacional y conferencista. Ha estado en el mundo corporativo por más de 20 años en donde ha tenido una destacable carrera, trabajando en el campo tecnológico primero y luego, en el área de desarrollo profesional en la industria de la capacitación. Ahora está dedicada a ayudar a las personas a alcanzar todo su potencial y encontrar significado en sus vidas. Ella es experta en mindfulness, dreamwork y otras modalidades que utiliza en su práctica de coaching. Es fundadora de Despierta y Vive Tus Sueños – www.magloireaguirre.com

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